viernes, 19 de junio de 2009

El brillo del sol y la brisa.


Cuando despertaba me sentía bien
pero siempre el otro espacio permanecia frio.
Entraba en mi rutina y no sentía esa ausencia.
Cuando hacia una pausa en esa rutina de tiempo y movimiento
notaba la ausencia.
Al final del día, cuando por fin te veía,
sentía que el sol brillaba sobre mis hombros
y que la fuerte brisa ondeaba mi cabello
y es cuando finalmente notaba tu falta durante el día
y que había actuado como una máquina insensible...

Con el paso del tiempo y el crecimiento de la confianza y la seguridad
pero sobre todo la fortaleza del lazo afectuoso, al despertar,
lo primero que notaba era tu ausencia, necesitaba estar cerca de tí.
Al final del día, no queria que la brisa ni el sol sobre mis hombros terminará.

Conforme los años pasaron, y esos finales de día se incrementaron,
yo sentía que el tiempo de vida de esos momentos de brisa y de brillo de sol eran muy cortos
casi como un pestañeo... y comenzo a desesperarnos.

Hoy despierto y el espacio alterno es cálido,
comienzo la rutina pensanso en el momento de reunirme de nuevo contigo.
Y los finales del día se que serán eternos..lucho por ello.
Y los momentos en que siento el sol en mis hombros y la brisa en mi cabello son interminables.


Escrito en uno de los tantos espacios rutinarios

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